domingo, 18 de mayo de 2014

Cooperación

Es un hecho que todas las personas somos diferentes, cada uno de nosotros tenemos unos puntos fuertes que intentamos destacar y reforzar y otros puntos débiles y limitaciones que intentamos mejorar. Como seres sociales que somos aquí tiene cabida el valor de la cooperación entre unos y otros para ayudarnos y superar esas pequeñas limitaciones. Así con la ayuda de otras personas nos será más fácil superar esas carencias y enriquecernos con las aportaciones de los demás.

Este valor es fundamental trabajarlo día a día en la escuela, sobre todo desde las primeras edades, ya que el niño tiende a quererlo todo para sí y no compartirlo con nadie, pero cuando comienza a tener conductas cooperativas con los demás deja de lado su egocentrismo para tener una conducta de ayuda hacia los demás. Mientras los docentes les enseñen antes este término más perdurará éste en el tiempo de sus vidas.

Pero, ¿Cómo podemos fomentar la cooperación en las escuelas?

Es importante que el docente les vaya introduciendo este concepto a través de la realización de actividades cooperativas como la elaboración de un trabajo grupal, ayudar a los compañeros que tienen más dificultades en alguna materia, reflexionar sobre los beneficios de la cooperación... para que se vayan dando cuenta de la importancia de este valor y así a su vez aprendan a trabajar en equipo e interactúen entre sí. No es una tarea fácil ya que requiere de mucha paciencia y comprensión, a la vez que un gran conocimiento de las particularidades de los niños de esta edad.

Esto a su vez se puede fomentar por parte del docente aplicando una metodología práctica en la que los niños tengan que reflexionar juntos o hacer cualquier tarea que implique la colaboración de todos ellos, en vez de clases magistrales y unidireccionales en las que únicamente el maestro/a es el encargado de transmitir la información.
Otro aspecto interesante sería la distribución de los estudiantes por parejas o de cualquier otra forma que colaboren entre ellos y se ayudan entre sí para reforzar los puntos débiles del otro, así dejamos de lado la individualidad y damos paso a la socialización, aspecto muy importante hoy día ya que todos necesitamos de todos.

Además, el modelo proporcionado por el adulto es otro elemento de crucial importancia, porque el niño tenderá a imitar lo que ve hacer a los mayores, así que en la medida en que estos favorezcan la cooperación y la ayuda a los demás, el niño tenderá a imitar esas conductas en un inicio, y luego desarrollarlas por sí mismo.

Cuando el adulto refuerza los comportamientos de ayuda entre los niños, les anima a que los repita y los adopten como parte de su comportamiento habitual.

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